Además de ser uno de los industriales santandereanos de mayor respresentatividad, Luis Armando Zarruk, posee una voz privilegiada con la que expresa suentimientos y vivencias. Cultor musical y barítono que nos deja su espíritu romántico en cada nota. Hablamos con él a propósito del lanzamiento de se disco, “Unidos por el Amor”.
Aunque su familia y su actividad profesional demandan la mayor parte de su tiempo, Luis Zarruk siempre encontró la manera de cantar, por eso adoptó la grata costumbre de interpretar boleros en reuniones con amigos o familiares.
“La música fue un sentimiento inevitable en mi vida” dice, mientras a su mente llegan los recuerdos de la infancia. “En mi casa siempre estuvo presente la música con dos tendencias, mi mamá prefería los valses de Strauss o los violines de Paganini, mientras que mi papá, por sus viajes de negocios a México en los años 40, amó las rancheras. Pero ambos disfrutaban la música colombiana y los boleros”.
¿Cuándo se dio cuenta que tenía aptitud para cantar?
Esa inspiración nació cuando me fui a estudiar a Bogotá. Uno de mis compañeros era Sergio Gómez García, un buen intérprete del tiple. Con Sergio nos dedicamos a montar temas de música andina colombiana. Resultó tan bien que muchas personas me animaron a continuar cantando.
Mi esposa Marta Lucía, en algún momento de mi vida me dijo “Luis si te gusta cantar, por qué no cantas?
¿Cómo inicio el sueño de grabar un disco?
Después de participar en varios festivales de boleros, los hermanos Eduardo y Luis Carlos Villamizar, reconocidos por formar parte del Festivalito Ruitoqueño, sembraron en mí la inquietud de grabar. Entonces en 2015 me dije “voy a volver este sueño una realidad”.
¿Cómo se preparó para grabar?
Inicialmente tomé clases de canto con María el Pilar Hoyuela y posteriormente con los maestros Oscar Márquez, Amalia Carrera y Paola Arias. Adicionalmente me preparé con la fonoaudióloga Melissa Rincón, para mejorar la voz. Todo eso lo hice de manera intensiva. Lo más difícil fue aprender a respirar, porque, como decía un maestro de canto “aprender a cantar es aprender a respirar”.
¿Por qué escogió grabar boleros?
Decidí hacer un disco romántico para cantarle al amor. Entonces me dediqué a seleccionar canciones que se adaptaran a mi estilo de canto y el color de mi voz. Afortunadamente tenía cerca de 50 pistas grabadas con la ayuda del maestro Jorge Villabona. Con Jorge nos fuimos donde el productor Anderson Cepeda, quien luego de escucharme me dijo que era viable hacer un disco. Eso me dio más tranquilidad.
¿Tenía decidido hacer un disco de duetos?
Fue una linda casualidad. Cuando empezamos las grabaciones fueron surgiendo todas esas estrellas que me acompañan, y lo que comenzó como un disco mío terminó siendo un disco de duetos. Reunimos ocho destacadas cantantes: Yolanda Rayo, María Cristina Plata, Paola Arias, Lucy Ospitia, Amalia Díaz Carrera, Kathy Fernanda Angulo, Lina Bastos y Stefany Zabaleta.
¿Por qué solo voces femeninas?
Los duetos de voces masculinas son bonitos pero no se comparan con las voces femeninas. Por ejemplo, oír a Frank Sinatra con Nancy Sinatra, Nat King Cole con su hija Natalie o Robbie Williams con Nicole Kidman, son sencillamente espectaculares.
Con el tema “Las Ciudades” de José Alfredo Jiménez ocurrió algo curioso, era una de las rancheras preferidas de mi papá. Por coincidencia Yolanda Rayo me dijo: “Luis, cantemos Las Ciudades por que yo le dediqué una vez esa canción a mi papá”
Un sueño cumplido
Luego de tres años, finalmente se logró una agradable producción musical por al calidad de las voces, la selección de los temas y la tecnología empelada para la grabación. Incluso el proceso final de masterización se realizó en la ciudad de Miami en los estudios Fuller Sound. A todo ellos se agrega que los instrumentos fueron grabados con músicos profesionales. Por ejemplo, el bandoneón para el tema “Caminito” fue interpretado por el maestro argentino Bruno Longoni.
Música con un propósito
El disco “Unidos por el amor“ de Luis Zarruk, además de cumplir un sueño se convirtió en un proyecto social. Por eso no dudó en ofrecerlo a la Fundación Amigos Esperanza de Vida, una hermosa obra que apoya a quienes padecen cáncer. De este modo, el disco puede obtenerse median una donación de $40.000 que serán entregados en su totalidad para dicho proyecto social.
Dios quiso darme la oportunidad de devolverle a la vida muchas bendiciones recibidas, por eso soy una persona profundamente feliz y satisfecha de poder hacer realidad los proyectos emprendidos.
Tomado de: Revista Amigos & Socios – Octubre 2018